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¿Alguna vez has buscado poemas de amor cortos para expresar lo que sientes y no has encontrado lo que buscabas?

Hay ocasiones que las palabras no son suficientes o los poemas no logran capturar ese sentimiento tan profundo. 😞

Queremos transmitir tanto en tan poco espacio que puede resultar frustrante. 😣

Imagina que encuentras el poema perfecto, que con sólo unas pocas líneas logra tocar el corazón de esa persona que amas. ¡Es posible! 🥰

No te preocupes, porque hemos recopilado 50 poemas de amor cortos que harán justo eso.

¡Sigue leyendo!

Tabla de contenidos

📌 25 poemas de amor cortos europeos inolvidables 📃

En esta sección, nos sumergimos en la riqueza de la poesía amorosa europea, a través de veinticinco poemas cortos que capturan la esencia del amor en sus múltiples facetas. 🤩

Estos poemas de amor cortos para enamorar, seleccionados con meticulosidad, son un reflejo del talento y la sensibilidad de su autor. 🥰

Estos poemas te invitan a experimentar el amor desde perspectivas únicas, revelando la profundidad y complejidad de este sentimiento universal. 😀

Si te gustaría dedicar algunos de estos versos a tu pareja al mismo tiempo que le haces un regalo único e inolvidable, échale un ojo a nuestros cuentos personalizados para parejas.

Estatua de enamorados

Amor eterno de Gustavo Adolfo Bécquer (España)

Podrá nublarse el sol eternamente;
Podrá secarse en un instante el mar;
Podrá romperse el eje de la tierra
Como un débil cristal. ¡todo sucederá!
Podrá la muerte
Cubrirme con su fúnebre crespón;
Pero jamás en mí podrá apagarse
La llama de tu amor.

Amor constante más allá de la muerte de Francisco de Quevedo (España)

Cerrar podrá mis ojos la postrera
sombra que me llevare el blanco día,
y podrá desatar esta alma mía
hora a su afán ansioso lisonjera;

mas no, de esotra parte en la ribera,
dejará la memoria en donde ardía:
nadar sabe mi llama la agua fría
y perder el respeto a ley severa.

Alma a quien todo un dios prisión ha sido,
venas que humor tanto fuego han dado,
medulas que han gloriosamente ardido,

su cuerpo dejarán, no su cuidado,
serán ceniza, más tendrá sentido,
polvo serán, más polvo enamorado.

Una rosa roja, roja de Robert Burns (Escocia)

Oh, mi amor es como una rosa roja, roja,
recién brotada en junio.
Oh, mi amor es como una melodía
que dulcemente suena acorde.

Oh, mi bella damisela, igual que tú,
estoy profundamente enamorado
y te amaré, siempre, amada mía,
hasta cuando los mares se sequen:
hasta que los mares se sequen, vida mía;
y hasta cuando las rocas todavía
se fundan con el sol:
seguiré amándote querida,
cuando la arena de la vida
siga su camino.

Y me despido de ti, incomparable amor,
me despido de ti, sólo por un momento,
pues volveré
mi amor sin igual,
aunque diez mil millas separen nuestras vidas.

Soneto XVIII de William Shakespeare (Inglaterra)

¿Que te compare a un día de verano?
Tú eres más gracioso y más templado.
Rudos vientos sacuden los capullos de mayo
Y el alquiler del verano vence tan temprano.

A veces muy caliente el ojo del cielo brilla
Y otras, su presencia de oro debilita.
Y toda belleza su belleza alguna vez declina
Por azar o por el desbocado curso de Natura.

Mas tu eterno verano no rebajará
Ni perderá posesión de lo bello que adeuda,
Ni la muerte voceará que paseas bajo su sombra
Cuando en eternas líneas, frente al tiempo, crezcas.

Mientras un hombre haya que aliente o vea,
Mientras vivirá esto, y esto, para ti, será vida.

Recuérdame de Christina Rossetti (Inglaterra)

Recuérdame cuando haya marchado
Lejos en la tierra silenciosa;
Cuando mi mano ya no puedas sostener,
Ni yo dudando en partir, queriendo permanecer.
Recuérdame cuando se acabe lo cotidiano,
Donde revelabas nuestro futuro pensado:
Solo recuérdame, bien lo sabes,
Cuando sea tarde para plegarias o consuelos.
Y aunque debas olvidarme por un momento
Para luego evocarme, no lo lamentes:
Pues la oscuridad y la pena dejan
Un vestigio de los pensamientos que tuve:
Es mejor el olvido en tu sonrisa
Que la tristeza ahogada en tu recuerdo.

Flor

¡La encontré! de Johann Wolfgang Von Goethe (Alemania)

Era en un bosque: absorto
pensaba andaba
sin saber ni qué cosa
por él buscaba.

Vi una flor a la sombra,
luciente y bella,
cual dos ojos azules,
cual blanca estrella.

Voy a arrancarla, y dulce
diciendo la hallo:
«¿Para verme marchita
rompes mi tallo?»

Cavé en torno y tómela
con cepa y todo,
y en mi casa la puse
del mismo modo.

Allí volví a plantarla
quieta y solita,
y florece y no teme
verse marchita.

Cuando por fin se encuentran dos almas de Víctor Hugo (Francia)

Cuando por fin se encuentran dos almas,
Que durante tanto tiempo se han buscado una a otra entre el gentío,
Cuando advierten que son parejas,
Que se comprenden y corresponden,
En una palabra, que son semejantes,
surge entonces para siempre una unión vehemente y pura como ellas mismas,
una unión que comienza en la tierra y perdura en el cielo.
Esa unión es amor,
amor auténtico, como en verdad muy pocos hombres pueden concebir,
amor que es una religión,
Que deifica al ser amado cuya vida emana
Del fervor y de la pasión y para el que los sacrificios
Más grandes son los gozos más dulces.

Acuérdate de mí de Lord Byron (Inglaterra)

Llora en silencio mi alma solitaria,
excepto cuando está mi corazón
unido al tuyo en celestial alianza
de mutuo suspirar y mutuo amor.

Es la llama de mi alma cual lumbrera,
que brilla en el recinto sepulcral:
casi extinta, invisible, pero eterna…
ni la muerte la puede aniquilar.

¡Acuérdate de mí!… Cerca a mi tumba
no pases, no, sin darme una oración;
para mi alma no habrá mayor tortura
que el saber que olvidaste mi dolor.

Oye mi última voz. No es un delito
rogar por los que fueron. Yo jamás
te pedí nada: al expirar te exijo
que vengas a mi tumba a sollozar.

Filosofía del amor de Percy Bysshe Shelley (Inglaterra)

Las fuentes se unen con el río
y los ríos con el Océano.
Los vientos celestes se mezclan
por siempre con calma emoción.
Nada es singular en el mundo:
todo por una ley divina
se encuentra y funde en un espíritu.
¿Por qué no el mío con el tuyo?

Las montañas besan el Cielo,
las olas se engarzan una a otra.
¿Qué flor sería perdonada
si menospreciase a su hermano?
La luz del sol ciñe a la tierra
y la luna besa a los mares:
¿para qué esta dulce tarea
si luego tú ya no me besas?

Noche del amor insomne de Federico García Lorca (España)

Noche arriba los dos con luna llena,
yo me puse a llorar y tú reías.
Tu desdén era un dios, las quejas mías
momentos y palomas en cadena.

Noche abajo los dos. Cristal de pena,
llorabas tú por hondas lejanías.
Mi dolor era un grupo de agonías
sobre tu débil corazón de arena.

La aurora nos unió sobre la cama,
las bocas puestas sobre el chorro helado
de una sangre sin fin que se derrama.

Y el sol entró por el balcón cerrado
y el coral de la vida abrió su rama
sobre mi corazón amortajado.

Cara de mujer

Arde en tus ojos de Antonio Machado (España)

Arde en tus ojos un misterio, virgen
esquiva y compañera.
No sé si es odio o es amor la lumbre
inagotable de tu aliaba negra.

Conmigo irás mientras proyecte sombra
mi cuerpo y quede a mi sandalia arena.
-¿Eres la sed o el agua en mi camino?-
Dime, virgen esquiva y compañera.

Te ofrezco de Paul Verlaine (Francia)

Te ofrezco entre racimos, verdes gajos y rosas,
Mi corazón ingenuo que a tu bondad se humilla;
No quieran destrozarlo tus manos cariñosas,
Tus ojos regocije mi dádiva sencilla.

En el jardín umbroso mi cuerpo fatigado
Las auras matinales cubrieron de rocío;
Como en la paz de un sueño se deslice a tu lado
El fugitivo instante que reposar ansío.

Cuando en mis sienes calme la divina tormenta,
Reclinaré, jugando con tus bucles espesos,
Sobre tu núbil seno mi frente soñolienta,
Sonora con el ritmo de tus últimos besos.

Contigo de Luis Cernuda (España)

¿Mi tierra?
Mi tierra eres tú.

¿Mi gente?
Mi gente eres tú.

El destierro y la muerte
para mi están adonde
no estés tú.

¿Y mi vida?
Dime, mi vida,
¿qué es, si no eres tú?

Mi amor de James Joyce (Irlanda)

Mi amor está con un ligero atuendo
Entre los manzanos,
Donde las brisas bulliciosas más anhelan
Correr en compañía.

Allí, donde las brisas joviales moran para cortejar
A las tempranas hojas a su paso,
Mi amor va lentamente, inclinándose
Hacia su sombra que yace en la hierba.

Y donde el cielo es una taza de claro azul
Sobre la tierra risueña,
Mi amor camina lentamente, alzando
Su vestido con grácil mano.

Cómo te amo de Elizabeth Barrett Browning (Inglaterra)

¿Cómo te amo? Déjame contar las maneras.
Te amo hasta la profundidad, anchura y altura.
Mi alma puede alcanzar, cuando se siente fuera de la vista
por los fines del ser y la gracia ideal.

Ahora duerme el pétalo carmesí de Alfred Tennyson (Inglaterra)

Ahora duerme el pétalo carmesí, ahora el blanco;
Ni ondea el ciprés en el paseo del palacio;
Ni guiña la aleta de oro en la pila de pórfido.
La luciérnaga despierta; despierta tú conmigo.
Ahora cae como un fantasma el pavo real blanco como la leche,
y como un fantasma brilla hacia mí.

Pareja sentada en playa

Siempre por primera vez de André Breton (Francia)

Hay una escalera de seda desenrollada sobre la hiedra.
Hay 
esa inclinación sobre el precipicio
de la fusión sin esperanza de tu presencia y tu ausencia.
He encontrado el secreto
de amarte
siempre por primera vez.

Tú para mí, yo para ti, bien mío de Rosalía de Castro (España)

Tú para mí, yo para ti, bien mío
—murmurabais los dos—;
«es el amor la esencia de la vida
no hay vida sin amor».
¡Qué tiempo aquel de alegres armonías!
¡Qué albos rayos de sol!
¡Qué tibias noches de susurros llenas,
qué horas de bendición!

Ofrenda de Rainer Maria Rilke (Austria)

¡Oh, cómo florece mi cuerpo, desde cada vena,
con más aroma, desde que te reconozco!
Mira, ando más esbelto y más derecho,
y tú tan sólo esperas… ¿pero quién eres tú?

Mira; yo siento cómo distancio,
cómo pierdo lo antiguo, hoja tras hoja.
Solo tu sonrisa permanece como muchas estrellas
sobre ti, y pronto también sobre mí.

A todo aquello que a través de mi infancia
sin nombre aún refulge, como el agua,
le voy a dar tu nombre en el altar
que está encendido de tu pelo
y rodeado, leve, con tus pechos.

Como si cada beso de Fernando Pessoa (Portugal)

Como si cada beso
Fuera de despedida,
Cloé mía, besémonos, amando.
Tal vez ya nos toque
En el hombro la mano que llama
A la barca que no viene sino vacía;
Y que en el mismo haz
Ata lo que fuimos mutuamente
Y la ajena suma universal de la vida.

Nos desnudamos de Fabio Morábito (Italia)

Nos desnudamos tanto
hasta perder el sexo
debajo de la cama,

nos desnudamos tanto
que las moscas juraban
que habíamos muerto.

Te desnudé por dentro,
te desquicié tan hondo
que se extravió mi orgasmo.

Nos desnudamos tanto
que olíamos a quemado,
que cien veces la lava
volvió para escondernos.

Pareja abrazada en campo

Te quiero de Paul Éluard (Francia)

Te quiero por todas las mujeres que no conocí
Te quiero por todos los tiempos que no viví
Por el olor de alta mar
Por el olor del pan caliente
Por el animal puro que no le teme al hombre
Te quiero por querer
Te quiero por todas las mujeres que no quiero

Quién me refleja sino tú misma me veo tan poco
Sin ti no veo más que una extensión desierta
Entre antes y hoy
Hubo esas muertes que yo salté por paja
No te pude atravesar el muro de mi espejo
Me hizo falta aprender de la vida
Palabra por palabra como se olvida
Te quiero por tu serenidad que no es la mía,
Por tu salud

Te quiero contra todo lo que es solo ilusión
Para este corazón inmortal que no tengo
Crees ser la duda solo eres la razón
Eres ese gran sol que se me sube a la cabeza
Cuando estoy seguro de mí.

Intimidad de José Saramago (Portugal)

En el corazón de la mina más secreta,
En el interior del fruto más distante,
En la vibración de la nota más discreta,
En la caracola espiral y resonante,

En la capa más densa de pintura,
En la vena que el cuerpo más nos sonde,
En la palabra que diga más blandura,
En la raíz que más baje, más esconda,

En el silencio más hondo de esta pausa,
Donde la vida se hizo eternidad,
Busco tu mano y descifro la causa
De querer y no creer, final, intimidad.

Agua mujer de Juan Ramón Jiménez (España)

¿Qué me copiaste en ti,
que cuando falta en mí
la imagen de la cima,
corro a mirarme en ti?

Cúbreme, amor de Rafael Alberti (España)

Cúbreme, amor, el cielo de la boca
con esa arrebatada espuma extrema,
que es jazmín del que sabe y del que quema,
brotado en punta de coral de roca.

Alóquemelo, amor, su sal, aloca
Tu lancinante aguda flor suprema,
Doblando su furor en la diadema
del mordiente clavel que la desboca.

¡Oh ceñido fluir, amor, oh bello
borbotar temperado de la nieve
por tan estrecha gruta en carne viva,

para mirar cómo tu fino cuello
se te resbala, amor, y se te llueve
de jazmines y estrellas de saliva!

Hay ojos que sueñan de Miguel de Unamuno (España)

Hay ojos que miran, -hay ojos que sueñan,
hay ojos que llaman, -hay ojos que esperan,
hay ojos que ríen -risa placentera,
hay ojos que lloran -con llanto de pena,
unos hacia adentro -otros hacia fuera.

Son como las flores -que cría la tierra.
Mas tus ojos verdes, -mi eterna Teresa,
los que están haciendo -tu mano de hierba,
me miran, me sueñan, -me llaman, me esperan,
me ríen rientes -risa placentera,
me lloran llorosos -con llanto de pena,
desde tierra adentro, -desde tierra afuera.

En tus ojos nazco, -tus ojos me crean,
vivo yo en tus ojos -el sol de mi esfera,
en tus ojos muero, -mi casa y vereda,
tus ojos mi tumba, -tus ojos mi tierra.

📌 25 poemas de amor cortos americanos inolvidables 📃

En esta sección, te presentamos una cuidada selección de 25 poemas de amor cortos para dedicar de algunos de los poetas americanos más destacados. 🤩

Estas obras ofrecen una mirada íntima a las diversas formas en que el amor se manifiesta y se celebra. 😀

Desde la pasión ardiente hasta el cariño sutil, cada poema es un testimonio del talento y la profundidad emocional de sus autores. 🥰

Nuestros cuentos personalizados para parejas serían el complemento ideal para los versos que elijas para regalar a tu pareja.

Hombre mirando por ventana

Viceversa de Mario Benedetti (Uruguay)

Tengo miedo de verte
necesidad de verte
esperanza de verte
desazones de verte

tengo ganas de hallarte
preocupación de hallarte
certidumbre de hallarte
pobres dudas de hallarte

tengo urgencia de oírte
alegría de oírte
buena suerte de oírte
y temores de oírte

o sea
resumiendo
estoy jodido
y radiante
quizá más lo primero
que lo segundo
y también
viceversa.

Contiene una fantasía contenta con amor decente de Sor Juana Inés de la Cruz (México)

Deténte, sombra de mi bien esquivo,
imagen del hechizo que más quiero,
bella ilusión por quien alegre muero,
dulce ficción por quien penosa vivo.

Si al imán de tus gracias atractivo
sirve mi pecho de obediente acero,
¿para qué me enamoras lisonjero,
si has de burlarme luego fugitivo?

Mas blasonar no puedes satisfecho
de que triunfa de mí tu tiranía;
que aunque dejas burlado el lazo estrecho

que tu forma fantástica ceñía,
poco importa burlar brazos y pecho
si te labra prisión mi fantasía.

El Enamorado de Jorge Luis Borges (Argentina)

Lunas, marfiles, instrumentos, rosas,
lámparas y la línea de Durero,
las nueve cifras y el cambiante cero,
debo fingir que existen esas cosas.

Debo fingir que en el pasado fueron
Persépolis y Roma y que una arena
sutil midió la suerte de la almena
que los siglos de hierro deshicieron.

Debo fingir las armas y la pira
de la epopeya y los pesados mares
que roen de la tierra los pilares.

Debo fingir que hay otros. Es mentira.
Sólo tú eres. Tú, mi desventura
y mi ventura, inagotable y pura.

Tus ojos de Octavio Paz (México)

Tus ojos son la patria del relámpago y de la lágrima,
silencio que habla,
tempestades sin viento, mar sin olas,
pájaros presos, doradas fieras adormecidas,
topacios impíos como la verdad,
otoño en un claro del bosque en donde la luz canta en el hombro de un árbol y son pájaros todas las hojas,
playa que la mañana encuentra constelada de ojos,
cesta de frutos de fuego,
mentira que alimenta,
espejos de este mundo, puertas del más allá,
pulsación tranquila del mar a mediodía,
absoluto que parpadea,
páramo.

Eulalia de Edgar Allan Poe (Estados Unidos)

Exiliado del mundo voluntario,
entre suspiros y lágrimas vivía;
era mi alma un melancólico calvario
sin ternuras ni dulce compañía.

Mas Eulalia, bella y pudorosa
llegó a ser mi agradable compañera,
y en sus rizos auríferos, certeras,
cayeron mis caricias inquietas.

En las tinieblas el fulgor de las estrellas
no se compara con su mirada radiante,
ni en el diminuto ocaso hay en ellas
algo que encante como sus ojos brillantes.

Los bucles que ella ostenta con derroche
despiertan en mi alma la poesía,
y Astarté lanza cálidas brisas
contemplando a mi Eulalia día y noche.

Suspiro a suspiro su alma entera
Eulalia me dedica con amor;
no me acucia ya esa duda artera,
ni aguardo en los abismos del dolor

Hoguera en bosque

Cuántas veces, amor, te amé… (soneto XXII) de Pablo Neruda (Chile)

Cuántas veces, amor, te amé sin verte y tal vez sin recuerdo,
sin reconocer tu mirada, sin mirarte, centaura,
en regiones contrarias, en un mediodía quemante:
eras sólo el aroma de los cereales que amo.

Tal vez te vi, te supuse al pasar levantando una copa
en Angola, a la luz de la luna de Junio,
o eras tú la cintura de aquella guitarra
que toqué en las tinieblas y sonó como el mar desmedido.

Te amé sin que yo lo supiera, y busqué tu memoria.
En las casas vacías entré con linterna a robar tu retrato.
Pero yo ya sabía cómo era. De pronto

mientras ibas conmigo te toqué y se detuvo mi vida:
frente a mis ojos estabas, reinándome, y reinas.
Como hoguera en los bosques el fuego es tu reino.

Te seguiré callada de Julia de Burgos (Puerto Rico)

Te seguiré por siempre, callada y fugitiva,
por entre oscuras calles molidas de nostalgia,
o sobre las estrellas sonreídas de ritmos
donde mecen su historia tus más hondas miradas.

Mis pasos desatados de rumbos y fronteras
no encuentran las orillas que a tu vida se enlazan.
Busca lo ilimitado mi amor, y mis canciones
de espalda a lo estático, irrumpen en tu alma.

Apacible de anhelos, cuando el mundo te lleve,
me doblaré el instinto y amaré tus pisadas;
y serán hojas simples las que iré deshilando
entre quietos recuerdos, con tu forma lejana.

Atenta a lo infinito que en mi vida ya asoma,
con la emoción en alto y la ambición sellada,
te seguiré por siempre, callada y fugitiva,
por entre oscuras calles, o sobre estrellas blancas.

El primer beso de Amado Nervo (México)

Yo ya me despedía…. y palpitante
cerca mi labio de tus labios rojos,
«Hasta mañana», susurraste;
yo te miré a los ojos un instante
y tú cerraste sin pensar los ojos
y te di el primer beso: alcé la frente
iluminado por mi dicha cierta.

Salí a la calle alborozadamente
mientras tu te asomabas a la puerta
mirándome encendida y sonriente.
Volví la cara en dulce arrobamiento,
y sin dejarte de mirar siquiera,
salté a un tranvía en raudo movimiento;
y me quedé mirándote un momento
y sonriendo con el alma entera,
y aún más te sonreí… Y en el tranvía
a un ansioso, sarcástico y curioso,
que nos miró a los dos con ironía,
le dije poniéndome dichoso:
-«Perdóneme, Señor esta alegría».

Dos palabras de Alfonsina Storni (Argentina)

Esta noche al oído me has dicho dos palabras
Comunes. Dos palabras cansadas
De ser dichas. Palabras
Que de viejas son nuevas.

Dos palabras tan dulces que la luna que andaba
Filtrando entre las ramas
Se detuvo en mi boca. Tan dulces dos palabras
Que una hormiga pasea por mi cuello y no intento

Moverme para echarla.
Tan dulces dos palabras
¿Que digo sin quererlo? ¡oh, qué bella, la vida!?
Tan dulces y tan mansas

Que aceites olorosos sobre el cuerpo derraman.
Tan dulces y tan bellas
Que nerviosos, mis dedos,
Se mueven hacia el cielo imitando tijeras.
Oh, mis dedos quisieran
Cortar estrellas.

El naufragio de Eugenio Montejo (Venezuela)

El naufragio de un cuerpo en otro cuerpo
cuando en su noche, de pronto, se va a pique…
Las burbujas que suben desde el fondo
hasta el bordado pliegue de las sábanas.

Negros abrazos y gritos en la sombra
para morir uno en el otro,
hasta borrarse dentro de lo oscuro
sin que el rencor se adueñe de esta muerte.

Los enlazados cuerpos que zozobran
bajo una misma tormenta solitaria,
la lucha contra el tiempo ya sin tiempo,
palpando lo infinito aquí tan cerca,
el deseo que devora con sus fauces,
la luna que consuela y ya no basta.

El naufragio final contra la noche,
sin más allá del agua, sino el agua,
sin otro paraíso ni otro infierno
que el fugaz epitafio de la espuma
y la carne que muere en otra carne.

Mujer alegre

Si me quieres, quiéreme entera de Dulce María Loynaz (Cuba)

Si me quieres, quiéreme entera,
no por zonas de luz o sombra…
Si me quieres, quiéreme negra
y blanca, y gris, verde, y rubia,
y morena…

Quiéreme día,
quiéreme noche…
¡Y madrugada en la ventana abierta!…
Si me quieres, no me recortes:
¡Quiéreme toda… O no me quieras.

A veces de Nicolás Guillén (Cuba)

A veces tengo ganas de ser cursi
para decir: La amo a usted con locura.
A veces tengo ganas de ser tonto
para gritar: ¡La quiero tanto!

A veces tengo ganas de ser niño
para llorar acurrucado en su seno.

A veces tengo ganas de estar muerto
para sentir,
bajo la tierra húmeda de mis jugos,
que me crece una flor
rompiéndome el pecho,
una flor, y decir:
Esta flor, para usted.

Amor de Salvador Novo (México)

Amar es este tímido silencio
cerca de ti, sin que lo sepas,
y recordar tu voz cuando te marchas
y sentir el calor de tu saludo.

Amar es aguardarte
como si fueras parte del ocaso,
ni antes ni después, para que estemos solos
entre los juegos y los cuentos
sobre la tierra seca.

En ti pensaba de José Martí (Cuba)

En ti pensaba, en tus cabellos
que el mundo de la sombra envidiaría,
y puse un punto de mi vida en ellos
y quise yo soñar que tú eras mía.

Ando yo por la tierra con los ojos
alzados -¡oh, mi afán!- a tanta altura
que en ira altiva o míseros sonrojos
encendiólos la humana criatura.

Vivir: -Saber morir; así me aqueja
este infausto buscar, este bien fiero,
y todo el Ser en mi alma se refleja,
y buscando sin fe, de fe me muero.

Días y noches te he buscado de Vicente Huidobro (Chile)

Días y noches te he buscado
Sin encontrar el sitio en donde cantas
Te he buscado por el tiempo arriba y por el río abajo
Te has perdido entre las lágrimas
Noches y noches te he buscado
Sin encontrar el sitio en donde lloras
Porque yo sé que estás llorando
Me basta con mirarme en un espejo
Para saber que estás llorando y me has llorado
Sólo tú salvas el llanto
Y de mendigo oscuro
Lo haces rey coronado por tu mano.

Pareja abrazada en cama

Te desnudas de Jaime Sabines (México)

Te desnudas igual que si estuvieras sola
y de pronto descubres que estás conmigo.
¡Cómo te quiero entonces
entre las sábanas y el frío!

Te pones a flirtearme como a un desconocido
y yo te hago la corte ceremonioso y tibio.
Pienso que soy tu esposo
y que me engañas conmigo.

¡Y como nos queremos entonces en la risa
de hallarnos solos en el amor prohibido!
(Después, cuando pasó, te tengo miedo
y siento un escalofrío.)

Enséñame de Rafael Cadenas (Venezuela)

Enséñame,
rehazme
a fondo,
avívame
como quien enciende un fuego.

Amor de Claribel Alegría (Nicaragua)

Todos lo que amo
están en ti
y tú
en todo lo que amo.

Una carta de amor de Julio Cortázar (Argentina)

Todo lo que de vos quisiera
es tan poco en el fondo
porque en el fondo es todo,

como un perro que pasa, una colina,
esas cosas de nada, cotidianas,
espiga y cabellera y dos terrones,
el olor de tu cuerpo,
lo que decís de cualquier cosa,
conmigo o contra mía,

todo eso es tan poco,
yo lo quiero de vos porque te quiero.

Que mires más allá de mí,
que me ames con violenta prescindencia
del mañana, que el grito
de tu entrega se estrelle
en la cara de un jefe de oficina,

y que el placer que juntos inventamos
sea otro signo de la libertad.

Dame la mano de Gabriela Mistral (Chile)

Dame la mano y danzaremos;
dame la mano y me amarás.
Como una sola flor seremos,
como una flor, y nada más…

El mismo verso cantaremos,
al mismo paso bailarás.
Como una espiga ondularemos,
como una espiga, y nada más.

Te llamas Rosa y yo Esperanza;
pero tu nombre olvidarás,
porque seremos una danza
en la colina y nada más…

Diamante

Diamante de Giovanni Quessep (Colombia)

Su pudiera yo darte
La luz que no se ve
En un azul profundo
De peces. Si pudiera
Darte una manzana
Sin el edén perdido,
Un girasol sin pétalos
Ni brújula de luz
que se elevara, ebrio,
al cielo de la tarde;
y esta página en blanco
que pudieras leer
como se lee el más claro jeroglífico.
Si pudiera darte, como
se canta en bellos versos,
unas alas sin pájaro,
siempre un vuelo sin alas,
mi escritura sería,
quizá como el diamante,
piedra de luz sin llama,
paraíso perpetuo.

Entre tus brazos de Idea Vilariño (Uruguay)

Entre tus brazos
entre mis brazos
entre las blandas sábanas
entre la noche
tiernos
solos
feroces
entre la sombra
entre las horas
entre
un antes y un después.

Canción del demasiado amor de Vinícius de Moraes (Brasil)

Quiero llorar porque te amé demasiado,
quiero morir porque me diste la vida,
ay, amor mío, ¿será que nunca he de tener paz?
Será que todo lo que hay en mí
sólo quiere decir saudade…
Y ya ni sé lo que va a ser de mí,
todo me dice que amar será mi fin…
Qué desespero trae el amor,
yo que no sabía lo que era el amor,
ahora lo sé porque no soy feliz.

Un amor más allá del amor de Roberto Juarroz (Argentina)

Un amor más allá del amor,
por encima del rito del vínculo,
más allá del juego siniestro
de la soledad y de la compañía.
Un amor que no necesite regreso,
pero tampoco partida.
Un amor no sometido
a los fogonazos de ir y de volver,
de estar despiertos o dormidos,
de llamar o callar.
Un amor para estar juntos
o para no estarlo
pero también para todas las posiciones
intermedias.
Un amor como abrir los ojos.
Y quizá también como cerrarlos.

249 de Emily Dickinson (Estados Unidos)

¡Noches salvajes!
¡Salvajes noches,
si juntos, fueran
nuestro deleite!

Triviales rugen los vientos
para el corazón en puerto;
de brújula descuidado,
despreocupado de mapas.

¡El edén surcar!
¡Ah, el océano!
¡Si anclar pudiera
en ti esta noche!

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Esperamos que estos 50 poemas de amor cortos te hayan ayudado a expresar tus sentimientos de una manera genuina. 🥰

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