La historia de El Taller de los Cuentos
¡Hola, amigo! ¿Cómo estás? Espero que genial. Mi nombre es Sergio y soy el director de El Taller de los Cuentos.
Quiero hablarte de los orígenes de nuestra empresa. Para ello, me resulta inevitable contarte mi propia historia:
Un sueño
Todo comenzó en los años 90. Era un niño enamorado de la lectura que escribía cuentos infantiles, narrados con una redacción muy verde, pero llenos de imaginación.
Siendo todavía un crío ya sabía a lo que me quería dedicar de adulto: la literatura.
Más tarde, en mi adolescencia y juventud, focalicé mi pasión por la palabra en las letras de canciones.
Sin embargo, estudié Magisterio, ya que en aquel momento veía inalcanzable mi sueño de vivir de la creación literaria.
Mi camino
Al acabar mis estudios universitarios, trabajé mucho tiempo como profesor particular de niños y adolescentes.
En aquella época escribí dos guiones de largometrajes y mis primeros relatos cortos y poemas.
Tras varios años intentando conseguir sin éxito un empleo estable de maestro, decidí trabajar en un sector que siempre me había atraído y tenía mucha más salida laboral que la educación: la informática.
Después de cursar dos años la formación profesional de programación web, me contrataron en la pyme donde había realizado mis prácticas laborales.
Los siguientes cuatro años trabajé como maquetador, técnico SEO y desarrollador web en esta empresa y en una consultora.
Mientras seguía escribiendo relatos y poemas.
En aquella época, compuse una novela corta biográfica para regalársela a la persona que más quiero en el mundo, mi hermano Pablo, por su mayoría de edad.
El día de su cumpleaños, cuando le entregué aquel libro al que le había puesto tanto amor, al ver su vida reflejada en una novela, lo invadió la emoción.
Por mi parte, sentí una profunda satisfacción que no puedo describir con palabras.
El éxito
Volviendo a mi vida laboral, a pesar de que había encontrado la estabilidad profesional que había buscado durante mucho tiempo, no me sentía plenamente realizado.
En mi interior permanecía el deseo que tenía desde niño: vivir de la creación literaria.
Fue entonces cuando me planteé seriamente cómo podría realizar mi sueño.
Estuve barajando varias posibilidades hasta que descubrí el mundo de los cuentos personalizados sin plantillas para todas las edades.
La idea me parecía maravillosa: podría narrar historias a la vez que hacer feliz a la gente, repitiendo la experiencia que había vivido cuando regalé a mi hermano su novela corta.
Con el firme convencimiento de que quería dedicarme a la creación de cuentos personalizados, abandoné la seguridad de la programación para apostarlo todo por mi sueño.
Y, así, fue como nació El Taller de los Cuentos, una empresa de la que me siento tremendamente orgulloso porque no creamos libros, creamos recuerdos.